Como saben, estamos constantemente informando respecto a los probióticos y sus beneficios, sin embargo, la ciencia no para y con el tiempo comienzan a surgir nuevos conceptos que están relacionados con el cuidado del cuerpo humano, la flora intestinal, y por supuesto la salud mental, un tema no menor que tomó fuerza a raíz de la pandemia por COVID-19, aumentando su preocupación y tratamientos.
Aunque muchos no lo crean, existe una conexión relevante entre el cerebro y el intestino, lo que se denomina “eje intestino-cerebro”, un concepto fisiológico que integra todas las señales neuronales, endocrinas e inmunológicas entre un sistema y otro, por lo tanto, conocer y descubrir cómo funciona el sistema nervioso central y gastrointestinal es muy importante para el ser humano.
Hay que tener en consideración que hay ciertas enfermedades neurológicas y del comportamiento que están asociadas a un aumento de la permeabilidad intestinal y a paso de compuestos o alimentos que son inflamatorios (estos se llaman citoquinas) y neuromoduladores al torrente sanguíneo, y de ahí a nuestro cerebro. Es por esto que algunas bacterias son capaces de producir dopamina, serotonina o norepinefrina, importantes en procesos que están relacionado con la memoria, el aprendizaje y el comportamiento de las personas.
Es así, que la alteración de la microbiota intestinal puede tener repercusiones y modificar la conducta, por esta razón se ha asociado a trastornos nerviosos centrales como la depresión, ansiedad y autismo.
El término “psicobióticos” fue elaborado en 2013 por un grupo de investigadores del Centro Farmacéutico Alimentario de Cork en Irlanda. Se definió como un “organismo vivo que, cuando se ingiere en cantidades adecuadas produce un beneficio para la salud de los pacientes que padecen enfermedades psiquiátricas”.
Es por esto que los psicobióticos se diferencian de los probióticos en que, debido a sus propiedades, los primeros influirían directamente en esa comunicación bidireccional entre el cerebro y el intestino. Sin embargo, el término no ha quedado exento de controversias, ya que existen algunos investigadores que indican que debería ampliarse también a los efectos psicológicos que produce el deporte o la dieta.
Ahora, los estudios sobre la eficacia que tienen los psicobióticos ya comienzan a analizar el porqué de su efecto y su relación con el eje intestino-cerebro.
Estamos viviendo una época de auge en este campo y como consumidores buscamos activamente alternativas naturales para mantener una buena salud mental, sobre todo tras los trastornos emocionales y conductuales derivados del COVID-19.
La búsqueda en internet de probióticos que puedan mejorar la ansiedad y estrés se ha disparado en los últimos años, por eso el llamado de las Organización Mundial de la Salud (OMS) es a ser cautelosos, consultar con un especialista para que se indiquen las dosis correctas de probióticos en el organismo.
Mientras las investigaciones y estudios clínicos respecto a los psicobióticos continúan, la recomendación es alimentarse bien y consumir probióticos para cuidar la flora intestinal. Biori es una de las opciones que se pueden encontrar en el mercado. Más información se puede encontrar en www.biori.cl.
Los comentarios se aprobarán antes de mostrarse.