Uno de los conceptos que ha aparecido durante el último tiempo es el “SIBO”, este está relacionado con lo que ocurre en el sistema digestivo. En detalle, se refiere al sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado ( SIBO, por sus siglas en inglés), el cual se produce cuando hay un aumento anormal de toda la población bacteriana en el intestino delgado, en particular de los tipos de bacterias que no se encuentran comúnmente en esa parte del tubo digestivo. Esta afección a veces se llama síndrome del asa ciega.
Para entender aún mejor, es importante tener en consideración que el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado comúnmente se produce cuando una circunstancia, como una cirugía o una enfermedad, ralentiza el paso de alimentos y desechos en el tubo digestivo y se crea un caldo de cultivo para las bacterias. El exceso de bacterias a menudo causa diarrea y puede provocar pérdida de peso y malnutrición.
Aunque el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado es a menudo una complicación de la cirugía de estómago (abdominal), esta afección también puede ser el resultado de problemas estructurales y algunas enfermedades. A veces, es necesario realizar una cirugía para solucionar este problema, pero el tratamiento más común son los antibióticos.
El intestino delgado es la sección más larga del tubo digestivo, mide aproximadamente 20 pies (6,1 metros). También es donde los alimentos se mezclan con los jugos digestivos y el torrente sanguíneo absorbe los nutrientes. A diferencia del intestino grueso (colon), el intestino delgado normalmente tiene relativamente pocas bacterias debido al rápido flujo de su contenido y a la presencia de bilis. Pero en el SIBO, los alimentos estancados en el intestino delgado desviado se convierten en un caldo de cultivo ideal para las bacterias. Las bacterias pueden producir toxinas e interferir en la absorción de nutrientes. Los productos de descomposición que siguen a la digestión bacteriana de los alimentos también pueden provocar diarrea.
Existen distintos signos y síntomas de sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado. Según Mayo Clinic se pueden encontrar los siguientes:
El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado puede causar diversos problemas, entre los que destacan:
Mala absorción de grasas, carbohidratos y proteínas. Las sales biliares, que normalmente se necesitan para digerir las grasas, se descomponen por el exceso de bacterias en el intestino delgado, lo que genera una digestión incompleta de las grasas y diarrea. Los productos bacterianos también pueden dañar el revestimiento mucoso (mucosa) del intestino delgado, lo que genera una menor absorción de carbohidratos y proteínas.
Las bacterias pueden competir por los alimentos disponibles. Y los compuestos producidos por la descomposición bacteriana de los alimentos estancados también pueden desencadenar diarrea. Juntos, estos efectos del sobrecrecimiento bacteriano dan lugar a diarrea, malnutrición y pérdida de peso.
Deficiencia de vitaminas. Como resultado de la absorción incompleta de las grasas, tu cuerpo no puede absorber completamente las vitaminas liposolubles A, D, E y K. Las bacterias del intestino delgado sintetizan y utilizan la vitamina B-12, que es esencial para el funcionamiento normal de tu sistema nervioso y la producción de células sanguíneas y ADN.
El crecimiento excesivo de las bacterias puede dar lugar a una deficiencia de B-12 que puede provocar debilidad, fatiga, hormigueo y entumecimiento en las manos y los pies y, en casos avanzados, confusión mental. El daño a tu sistema nervioso central resultante de la deficiencia de B-12 puede ser irreversible.
Huesos debilitados (osteoporosis). Con el tiempo, el daño al intestino producido por un crecimiento bacteriano anormal provoca una absorción deficiente de calcio y, a la larga, puede derivar en enfermedades óseas, como la osteoporosis.
Cálculos renales. La absorción deficiente de calcio también puede provocar, tarde o temprano, cálculos renales
El tratamiento natural para el desequilibrio natural del SIBO consiste en consumir aceites esenciales, glutamina, probióticos, ayuno y ejercicio.
Aceites esenciales. Algunos estudios muestran que los tratamientos con algunos aceites esenciales son efectivos, además de no causar tantos efectos secundarios. Existen opciones naturales que presentan muy buenos resultados en casos no muy severos debido a las propiedades bacteriostáticas que presentan el aceite de orégano, el clavo, la canela, el tomillo, la berberina.
Glutamina. Los suplementos de glutamina para regenerar la mucosa si hay síntomas de inflamación o irritación son útiles. Se recomienda comenzar con dosis pequeñas.
El ayuno y el ejercicio también ayudan. El ayuno intermitente estimula los movimientos peristálticos que se activan después de comer, cada 90-120 minutos, y que arrastran los desechos y bacterias a través del tracto digestivo hasta el colon para ser eliminados. Reducir el estrés es también eficaz para el tratamiento. El estrés aumenta la inflamación y la permeabilidad intestinal.
Probióticos: los probióticospueden ayudar a controlar y restaurar la microbiota después del tratamiento antibiótico, pero se debe valorar cada caso de forma individual.
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