La obesidad es una de las enfermedades que, la Organización Mundial de la Salud (OMS), declara una pandemia, ya que es de propagación mundial, eso sí, en este caso no es infecciosa, por lo tanto, no es contagiosa.
En este contexto, la obesidad y el sobrepeso se define como una acumulación excesiva de grasa que se puede ser perjudicial para salud. Esto se mide con el índice de masa corporal (IMC), y cuando es superior a 25 se considera sobrepeso, mayor a 30, obesidad.
Existen distintas investigaciones que se enfocan en esta enfermedad que afecta a la población y las consecuencias que tiene en la vida cotidiana desde muy temprana edad.
La escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile, su departamento de Nutrición y Metabolismo, publicó un artículo que da cuenta de la relevancia de la microbiota intestinal y la obesidad, con especial énfasis en el rol que cumplen los probióticos.
Hay que considerar que, hasta hace pocos años no existía un amplio conocimiento de la composición de la flora intestinal ni de su rol metabólico en el organismo, y durante la última década, el conocimiento y utilización del ARN ribosomal 16S de las bacterias, ha sido de gran utilidad para identificar la gran mayoría de los componentes de la microflora.
“El intestino humano contiene una gran variedad de microorganismos, dentro de los cuales las bacterias son las que se encuentran en mayor cantidad y diversidad. Las principales bacterias corresponden a tres grandes familias: Firmicutes (gram-positivos), Bacteroidetes (gram-negativos) y Actinobacterias (gram-positivos). Las Firmicutes son la familia que se encuentra en mayor proporción, incluye más de 200 géneros y los más importantes son los Micoplasma, Bacillus y Clostridium”, indica la investigación de la Universidad de Chile, titulada “Microbiota Intestinal: Rol en la obesidad”.
Cada persona presenta una microbiota intestinal única con una gran variabilidad en su composición entre distintos individuos. Al momento de nacer, el intestino es estéril y se coloniza completamente durante el primer año de vida. Existen diversos factores que van modulando la composición de la microbiota a lo largo de la vida. El tipo de parto y la lactancia materna juegan un rol importante en la estabilización de la microflora. Posteriormente, es influenciada por la contribución genética, la dieta, y factores ambientales dentro de los cuales destaca el uso de antibióticos. Sin embargo, aún existen factores que contribuirían a la diversidad de la microbiota en la población que no han sido aclarados.
Según la misma investigación, los estudios han podido establecer que los pacientes obesos difieren en la composición de sus bacterias intestinales a nivel de clases, puesto que presentan una mayor proporción de bacterias gram-negativas, miembros del "phylo" Bacteroidetes y a menor proporción de Firmicutes (gram-positivos), es decir un aumento de la relación Firmicutes/Bacteroidetes (F/B). En concordancia con esto, se ha demostrado que los pacientes diabéticos tipo 2 presentan mayor proporción F/B y esta proporción es mayor a medida que la enfermedad y el control glicémico se deteriora. El aumento de la relación F/B es importante al considerar que el principal componente de las membranas celulares de las bacterias gram-negativos es el lipopolisacárido (LPS), conocido estimulador de la inflamación. Consecuentemente el aumento de LPS contribuye a la resistencia insulínica y por ende, favorece al desarrollo de la diabetes.
Extracción de la energía de la dieta: Se ha observado que el proceso de colonización del intestino además de mejorar la extracción energética de los alimentos aumenta la capacidad de almacenamiento de esta energía en adipocitos, mediante la modificación en la expresión de ciertos genes que influyen en el metabolismo tanto de lípidos como de glúcidos
Inflamación crónica: La microbiota intestinal regula en gran medida la inmunidad innata y adaptativa, e influye en las respuestas locales y sistémicas; por tanto, también podría influir en la inflamación crónica asociada a la obesidad y resistencia insulínica.
Hormonas intestinales y efecto incretina: Una de las formas que tiene el intestino de comunicarse con el hipotálamo, además del sistema nervioso, es mediante la secreción de hormonas que controlan el balance energético. Son muchos los neurotransmisores y hormonas involucradas en este proceso. Existe un grupo en especial llamadas incretinas que son producidas por células entero endocrinas distribuidas a lo largo del tubo digestivo, desde el estómago hasta el colon distal. Aún cuando solo constituyen el 1% de las células intestinales, el intestino es considerado como un órgano endocrino mayor.
Las incretinas (intestinal secretion of insulin) potencian la secreción de insulina en respuesta a la glicemia y son responsables de alrededor del 70% del nivel de insulina postprandial. Las dos más importantes son el péptido inhibitorio gástrico (GIP) y el péptido similar al glucagón tipo 1.
Además, se conoce que los productos de fermentación producidos por prebióticos estimulan la diferenciación de las células entero endocrinas en el epitelio a nivel colónico y la liberación de hormonas digestivas de tipo incretinas las cuales ayudan a regular los niveles de glicemia.
La ingesta de probióticos protege y estimula la microbiota, permitiendo así una mejor salud intestinal y absorción de nutrientes, para evitar la obesidad.
Cabe destacar que los probióticos son bacterias o levaduras no patógenas que, administrados en una dosis adecuada, refuerzan la salud, tanto a nivel digestivo como inmunitario. Es importante que cumplan con las siguientes características:
En este contexto, cabe destacar que Biori cumple con todas las expectativas de los expertos en el área de la nutrición y con lo que señala la OMS, ya que la ingesta diaria de este producto proporciona al organismo un billón de probióticos, ideal para proteger el sistema digestivo e inmunológico y así gozar de excelente salud.
Según el neurólogo David Perlmutter, coautor de Brain and Gut ("Cerebro e intestino"), "el consumo de prebióticos y probióticos mejora la salud intestinal y previene la inflamación, a través de cambios mejorables en la microbiota.
El especialista recomienda especialmente un tipo de probióticos, el Lactobacillus plantarum, por su "probada efectividad a la hora de permeabilizar las paredes del intestino".
En este contexto, BIORI es la primera agua con probióticos fabricada en Chile, la cual es enriquecida con vitaminas y saborizada con jugo de fruta fresca. Se puede encontrar en diferentes formatos, con el propósito de cuidar el sistema inmune, gracias a sus microorganismos probióticos beneficiosos.
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Como los microorganismos, como tú y yo, como todo en la vida, Biori ha pasado por etapas de crecimiento y adaptación. Esta transformación es un reflejo de una nueva etapa, una más madura, que conoce mejor lo que tiene para ofrecer al mundo, pero con la misma alegría y vitalidad de siempre.