La leche materna es el alimento natural que está mejor diseñado para satisfacer las necesidades de los bebés humanos, ya que tiene todos los nutrientes necesarios, en las cantidades perfectas y es fácil de digerir. Más allá de los beneficios nutricionales, una de sus ventajas es que la leche materna ayuda a construir y fortalecer el sistema inmunitario del bebé.
En este contexto, un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Weill Cornell Medicine de Estados Unidos, descubrió que las madres podrían transferir a los bebés una serie de anticuerpos protectores contra la enfermedad gastrointestinal infecciosa que mejorarían su sistema inmune, una buena noticia que se convirtió rápidamente en una de las formas de fortalecer y mejorar la calidad de vida de los lactantes.
En definitiva, los autores de dicha investigación se concentraron en los anticuerpos llamados Inmunoglobulina G (IgG), que son los que se encargan de eliminar las bacterias y virus infecciosos que intentan entrar en el organismo. Para conocer cómo estos anticuerpos se transfieren de la sangre de la madre a su leche materna y cómo influyen en la inmunidad intestinal infantil frente a la citrobacter rodentium (similar a la Escherichia Coli en humanos) los investigadores utilizaron una serie de ratones.
Los resultados, fueron dados a conocer a través de la revista de ciencias, “Science Immunology”, ahí se indicó que los anticuerpos IgG eran capaces de proteger a los bebés lactantes frente a infecciones intestinales. Es decir, las madres pueden transferir a sus hijos los anticuerpos beneficiosos a través de la leche materna. Y es que, las enfermedades diarreicas son la segunda causa de muerte entre los niños menores de cinco años, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Es así que el estudio descubrió que cuando se transfiere IgG por la leche materna a los ratones bebés, se evitaba que las bacterias infecciosas que causan enfermedades se adhiriese al revestimiento de los intestinos de los mismos, que es el primer paso para la infección.
En este sentido, la lactancia materna juega un papel fundamental en la colonización del intestino del recién nacido. Durante los primeros años de vida es diferente la flora intestinal de los lactantes según hayan sido o no amamantados, esto debido a que la leche materna es una fuente importante de probióticos y prebióticos. Contiene numerosas especies de bacterias comensales, como el estafilococo epidermidis, estreptococo salivarius, enterococo, lactobacilos, entre otros, con propiedades inmunomoduladoras, antiinflamatorias e inhibidoras del crecimiento de bacterias patógenas como el estafilococo áureo, así como oligosacáridos no digeribles que favorecen el crecimiento de estas bacterias en el intestino del menor.
En la actualidad se está recomendando a las mujeres embarazadas el uso de probióticos durante la lactancia materna, sobre todo cuando hay sospecha de mastitis, dolor, antecedentes de cándidas, etc. Se utilizan para reforzar la flora bacteriana de la madre, debido a que su microbiota migra también hacia los pechos y está totalmente vinculada con la leche que le entrega a su hijo o hija.
Cabe destacar que los probióticos son bacterias o levaduras no patógenas que, administrados en una dosis adecuada, refuerzan la salud de las personas, tanto a nivel digestivo como inmunitario. Es importante que cumplan con las siguientes características:
No está demás considerar que, la Organización Mundial de la Salud (OMS) es enfática en que los probióticos son un microorganismo vivo que, administrada en cantidad adecuada, tiene numerosos beneficios para el cuerpo humano y calidad de vida de las personas, y que además de fortalecer el sistema inmunológico del lactante durante el proceso de amamantamiento, también fortalecen la salud de la madre, esto a través de la incorporación de alto contenido en fibra, que actúan como nutrientes para la microbiota humana, por lo tanto, su ingesta tiene múltiples beneficios, los cuales son combatir y prevenir enfermedades intestinales como colitis, síndrome del intestino irritable, enfermedad de Crohn e inflamación intestinal. También combate el cáncer, candidiasis, hemorroides e infecciones urinarias. Al mismo tiempo ayuda a mejorar la digestión y combatir la acidez.
Sin lugar a dudas que la recomendación de los expertos es que todos consuman probióticos para aumentar las defensas y combatir distintos tipos de patologías. Una de las principales preocupaciones de las mujeres está enfocada en lo que ocurre durante el embarazo y los nutrientes que pueden o no ingerir, tanto para beneficio propio, como para beneficio de su hijo, sobre todo si ya se está en la etapa en la que amamantan al menor.
Si es tu caso o el de alguna conocida, te invitamos a que consumas las aguas probióticas de Biori. Estas sólo serán beneficiosas para ti y para el bebé que viene en camino.
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