Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los probióticos son: “microorganismos vivos que, cuando se consumen en cantidades apropiadas como parte de un alimento, confieren al huésped un beneficio para la salud”.
En los infantes, los probióticos han demostrado que pueden ayudar a acelerar la recuperación de la diarrea infantil, esto porque restablece la flora intestinal dañada tras una gastroenteritis o después de haber tomado antibióticos.
Por ejemplo, en los niños la diarrea es una alteración frecuente que se produce c uando el excremento es líquido, en tanto, cuando hay retortijones, estos suelen ser a causa de una gastroenteritis vírica, -más conocida como gripe estomacal-.También pueden aparecer después de consumir antibióticos para curar alguna infección bacteriana como otitis o amigdalitis, tan habituales en los más pequeños. Tras estos procesos la flora bacteriana del aparato digestivo queda muy dañada y conviene restaurarla. Ahí es cuando los probióticos pueden ser la solución, ya que, están repoblando la microbiota de bacterias “buenas” que benefician a la salud.
Los probióticos son bacterias beneficiosas que viven en nuestro intestino y que administradas en las cantidades adecuadas mejoran en general la salud del organismo de los niños, niñas y bebés, de esta manera ayudan a equilibrar la población de bacterias en el intestino, y a prevenir la expansión de cepas causantes de enfermedades.
En el sistema digestivo de los niños conviven billones de bacterias que forman la flora intestinal o microbiota. Se considera que puede estar compuesta de unas dos mil especies de bacterias diferentes, aún así unas cien pueden ser perjudiciales. El resto son bacterias buenas. Y el 95% de ellas habita en el aparato digestivo, sobre todo en el colon.
Se trata de un microsistema fundamental para la salud de los niños y bebés porque los protege de bacterias, virus y otros contagios, activa el sistema inmunológico e incluso interviene en la absorción de vitaminas y minerales. Tras una diarrea por gastroenteritis o después de tomar antibióticos esa flora intestinal queda muy dañada y es necesario repararla para prevenir que los niños se enfermen por otras infecciones o incluso vuelvan a recaer en otra gastroenteritis.
Revisemos cuáles son las principales situaciones donde tu hijo requerirá probióticos:
Gastroenteritis infantil: está causada por un virus, especialmente el rotavirus o el adenovirus. Estos se transmiten con mucha facilidad de niño a niño a través del contacto de mano y boca. En adultos es más difícil la transmisión pero en los más pequeños es difícil que mantengan distancia social porque en su forma de relacionarse hay mucho contacto físico.
Sus síntomas son diarrea, náuseas y vómitos, pérdida del apetito, dolor abdominal, fiebre y malestar general, incluso a veces infecciones respiratorias.
En general no hay medicamentos que curen la gastroenteritis pero si se pueden minimizar los síntomas en caso de fiebre o deshidratación. Según especialistas los antidiarreicos no son aconsejables y es ahí cuando recurrimos a los complementos probióticos, que sí están indicados como tratamiento en casos como el señalado.
Entre los microorganismos vivos más comunes que se encuentran en estos probióticos están:
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Como los microorganismos, como tú y yo, como todo en la vida, Biori ha pasado por etapas de crecimiento y adaptación. Esta transformación es un reflejo de una nueva etapa, una más madura, que conoce mejor lo que tiene para ofrecer al mundo, pero con la misma alegría y vitalidad de siempre.